Aves que caen de los nidos

Cada primavera, por 35 años, tuve el privilegio de recibir de la naturaleza una distinción incomparable: las golondrinas año tras año, sin faltar ninguno, eligieron mi casa para anidar. Durante 35 años estas aves me honraron con su confianza, instalándose al alcance de la mano en mi galpón. La distinción sin embargo tuvo su precio: en mi casa cualquier refacción arreglo dependió del presupuesto, salvo cuando se trataba del galpón, allí todo movimiento, pintura y aún limpieza profunda dependia de las golondrinas. Hay una regla de oro para vivir cerca de animales silvestres no entrometerse ni molestar. Recuerdo que durante un verano, cuando ya habían nacido los polluelos, se me o [Leer más]